Al encarar el branding completo de un restaurante de gastronomía italiana uno encuentra rápidamente varios elefantes en la habitación : en un lado retumban las trituradoras franquicias que se han hecho fuertes en esos rincones del mapa gastronómico, y en el otro campan a sus anchas todos los clichés. Corretea el mostachudo pizzaiolo bajo la mirada tierna de la nonna, incluso se asoma el pomodoro en el cajón más lejano del refrigerador.

Es así como el proyecto NERO se articula desde coordenadas más contemporáneas y cosmopolitas. Reclamando la veracidad del proyecto, la fidelidad a unas raíces y a unos sabores precisamente evitando los códigos gastados que suelen servir de carta de identidad de los mismos.

Como reflejo de su singular y moderna interpretación de la comida tradicional italiana, la marca busca un equilibrio entre lo expresivo y lo sofisticado, lo estructurado y lo orgánico, lo vibrante y lo sobrio. El diseño complementa el interiorismo de los locales, que combinan una sensibilidad cosmopolita y contemporánea con el espíritu más clásico de la vieja Italia.